(Malcolm Little; Omaha,
Nebraska, 1925 - Nueva York, 1965) Líder revolucionario de la minoría
negra norteamericana. Era hijo de un pastor protestante y de una mujer
mulata, nacida de la violación de una negra por un hombre blanco;
durante su infancia sufrió los continuos traslados de residencia de su
familia, huyendo de las agresiones de grupos racistas, que culminaron
con el asesinato de su padre en 1931.
En 1942 se
instaló en Nueva York y se convirtió en un criminal callejero
(traficante de drogas, proxeneta, ladrón…). Condenado a siete años de
cárcel en 1946, abandonó su adicción a las drogas, estudió por
correspondencia y tomó contacto con la Nación del Islam (NOI),
movimiento religioso musulmán liderado por Elijah Muhammad, que
consideraba a los negros el pueblo favorito de Alá y a los blancos la
personificación del diablo.
Pasó así del crimen y la
marginalidad a la que le habían condenado las circunstancias, a un
eficaz activismo político en defensa de una minoría racial maltratada.
Al salir de la cárcel en 1952 se adhirió a la Nación y cambió su
apellido por la «X», que simbolizaba el apellido africano original que
los negros americanos habían perdido. Su labor de propaganda extendió la
influencia de la NOI en Detroit, Boston y Filadelfia; fundó el
periódico Muhammad Speaks; y llegó a ser el responsable de la NOI en Nueva York.
Desde
finales de los cincuenta fue presentado por los medios de comunicación
como un apóstol de la violencia, tergiversando su mensaje de rechazo de
la dominación blanca y de autodefensa contra el racismo. Su popularidad
determinó una rivalidad con Elijah Muhammad que terminaría con la
escisión de Malcolm X en 1964, cuando tuvo conocimiento de que existían
planes para asesinarle. Malcolm X propugnaba participar más activamente
en la lucha política, denunciando que ni las acciones de reforma
individual de la NOI, ni la campaña por los derechos civiles -en auge
por aquellos años- conducirían por sí solas a la liberación de los
negros. Fundó su propio movimiento, la Mezquita Musulmana.
En aquel mismo año cumplió el precepto religioso de
peregrinar a La Meca, aprovechando para visitar siete países musulmanes.
Este viaje le convirtió a una forma más ortodoxa del Islam, en la que
veía posible la hermandad de todas las razas; abandonó el racismo de la
NOI, dejó de predicar el separatismo y pasó a proponer un nacionalismo
negro (emancipación sobre la base de tomar el control de sus propias
organizaciones y comunidades).
En un segundo viaje
aquel año tomó contacto con importantes líderes africanos (Nasser,
Nyerere, Nkrumah, Kenyatta…) e incorporó a su discurso la lucha contra
el imperialismo norteamericano; su reflejo fue la fundación, todavía en
1964, de la Organización de la Unidad Afro-Americana, un movimiento
laico de tendencia socialista. Estas transformaciones no llegaron a dar
fruto, pues fue asesinado al año siguiente, probablemente por orden del
propio Muhammad.
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