viernes, 19 de abril de 2013

Tony Leblanc

 

Ignacio Fernández Sánchez (Madrid, 7 de mayo de 1922 – Villaviciosa de Odón, Madrid, 24 de noviembre de 2012), más conocido como Tony Leblanc, fue un actor, director y humorista español.


Biografía

Infancia y juventud

Nació en el Museo del Prado de Madrid, donde su padre, Ignacio Fernández, trabajaba como conserje y tenía la vivienda en el mismo edificio. Su madre se llamaba María Sánchez López. Él mismo trabajó durante un tiempo en este museo como botones. En su adolescencia fue aficionado al boxeo, llegando a ser campeón de Castilla de los pesos ligeros «amateur», al tiempo que participaba en el teatro de aficionados. También fue jugador de fútbol, concretamente de portero del Chamberí en Tercera División en el que consiguió parar dos penaltis decisivos al Real Club Deportivo Carabanchel y ascender a Tercera División en la temporada 1947/1948.




Trayectoria como actor

Debuta profesionalmente en 1944 con la compañía de Celia Gámez y cinematográficamente en 1945 en la famosa cinta Los últimos de Filipinas (de Antonio Román). Su estrellato se extiende desde la segunda mitad de los años 1950 y la práctica totalidad de los 60 en títulos entrañables del cine español de entonces: El Tigre de Chamberí (1957), de Pedro Luis Ramírez, Muchachas de azul (1957), Los tramposos (1959) (ambas dirigidas por Pedro Lazaga), El día de los enamorados (en 1959, de Fernando Palacios), Las chicas de la cruz roja (en 1960, de Rafael J. Salvia), Tres de la Cruz Roja (en 1961, de Fernando Palacios) o Historias de la televisión (en 1964, de José Luis Sáenz de Heredia). En algunas películas forma pareja artística con Concha Velasco, en otras, trío cómico-artístico con José Luis Ozores y Manolo Gómez Bur. En claro encuadre popular, no aparece en ninguna película que sea ajena a la comedia fácil o a las concesiones a la taquilla, encasillándose en papeles reiterativos con los sempiternos realizadores del momento (Ozores, Sáenz de Heredia, Palacios, Salvia, Lazaga).
En esa época cosecha igualmente éxitos sobre los escenarios como las célebres revistas Te espero en el Eslava (1957-1958) Ven y ven...al Eslava (1958-1959), ambas junto a Nati Mistral. Estos triunfos le animan a escribir sus propias revistas, como ¡Todos contra Todos! que interpreta en 1962 con Juanito Navarro, Antonio Casal y Addy Ventura y su continuación Todos con ella (1963).
Igualmente, auténtico pionero de la televisión en España, durante los años 50 y 60 compaginó su carrera cinematográfica con especiales de humor, actuaciones cómicas varias y algunos programas propios en TVE, como Las Gomas (1956), La Goleta (1957), Gran Parada (1963-1964), El que dice ser y llamarse (1965), En órbita (1967), Cita con Tony Leblanc (1969) y Canción 71 (1971).
A mediados de los 70 comienza su decadencia tras éxitos teatrales como Paloma palomita palomera o Esta es mi vida (1975), se agrava una antigua dolencia que lo deja semiinválido y le aparta de la actividad profesional, pero antes realiza una de sus mejores actuaciones en El astronauta (1970, de Javier Aguirre) y en el remake del clásico de Rafael Gil El hombre que se quiso matar en 1970.
Tony Leblanc decidió retirarse del cine en 1975 al rodar Tres suecas para tres Rodríguez, recibiendo la Medalla al Mérito en el Trabajo en 1980. Un grave accidente de tráfico ocurrido el 6 de mayo de 1983 truncaría definitivamente su carrera teatral. El accidente le dejó incapacitado temporalmente. Con posterioridad, elaboró el guión de la comedia La terrible verdad de mis cuentos (1987) y publicó el poemario En la otra orilla de mi vida (1987). Igualmente, recibió en 1993 el Premio Goya de honor.
Después de casi 15 años retirado, Santiago Segura, tras verle por televisión en la entrega del Premio Isbert de Teatro en Albacete, le rescató para su primera película de Torrente en 1998 donde conseguiría un Goya al Mejor Actor de Reparto. La recogida de este premio en enero de 1998 fue especialmente emotiva debido a la casi milagrosa recuperación del actor, que logró caminar después de haber permanecido en silla de ruedas. Segura contó de nuevo con él para continuar la saga de Torrente en los años 2001, 2005 y 2011.
En las últimas temporadas, desde 2001, participó en la serie de TVE Cuéntame cómo pasó interpretando a Cervan, un viejo y entrañable quiosquero. Desde abril de 2007, además, colaboró con Santiago Segura en el programa de humor Sabías a lo que venías, de La Sexta.
También produjo, dirigió y escribió varias películas, iniciándose en la dirección con El pobre García, comedia con Lina Morgan y Manolo Gómez Bur. No consiguió excesivos resultados comerciales con sus aventuras como productor, por lo que abandonó la carrera como director cinematográfico.
Es autor de un pasodoble de éxito: Cántame un pasodoble español, creado para la revista Un Pasodoble Español (1970), de la artista folclórica Lolita Sevilla; a raíz del cual continuó colaborando con ella en otros pasodobles: Las piedras del camino, Te digo sinceramente o Un abanico español (este último con el Maestro Quiroga).
Su carrera como actor se puede resumir en dos etapas, la primera de 30 años (de los años 1945 a 1975) y la segunda de 16 años (de 1997 hasta 2012). Escribió una biografía llamada "Esta es mi vida" en 2005. El 1 de octubre de 2007, sufrió un infarto de miocardio agudo, del que consiguió recuperarse.
El 10 de mayo de 2008 recibió un homenaje en el municipio en que lleva 30 años viviendo, Villaviciosa de Odón (Madrid).
En el año 2011 volvió a la gran pantalla, interpretando a Gregorio, tío de José Luis Torrente, en la película Torrente 4. Ese mismo año, el Círculo de Escritores Cinematográficos le entregó la Medalla de Honor 2010 como reconocimiento a su dilatada trayectoria profesional.

Fallecimiento

Falleció el 24 de noviembre de 2012 a la edad de 90 años, en su domicilio de Villaviciosa de Odón, Madrid, debido a un paro cardíaco. Padecía además cáncer de páncreas. Le sobreviven su esposa Isabel, con la que llevaba casado 63 años y ocho hijos.
El actor fue enterrado en el Cementerio de La Almudena de Madrid, junto a sus padres.

jueves, 11 de abril de 2013

Sara Montiel

 

María Antonia Abad Fernández, conocida artísticamente como Sara Montiel (Campo de Criptana, Ciudad Real, 10 de marzo de 1928 - Madrid, 8 de abril de 2013) fue una actriz de cine y cantante española naturalizada mexicana.
Tras debutar sin mucho éxito en el cine español con pequeños papeles en películas como Locura de amor, hacia 1952 decidió probar fortuna en América. En apenas dos años rodó unos doce filmes en México, cuya industria del cine vivía entonces su «Época de Oro» , y de ahí dio el salto a Estados Unidos con una llamativa participación en Veracruz de Robert Aldrich. A este western siguieron otras dos producciones dirigidas por Samuel Fuller y Anthony Mann. De vuelta en España, Sara Montiel afianzó su estatus de estrella con las películas El último cuplé y La violetera, que desvelaron su particular estilo como cantante y que se convirtieron en formidables éxitos de taquilla, llegando a estrenarse en diversos países de Europa y Latinoamérica. Los honorarios que cobró por La violetera convirtieron a Sara Montiel en la actriz mejor pagada del mundo hasta la fecha, firmando un contrato de exclusividad por película. A lo largo de los siguientes quince años protagonizó exclusivamente melodramas musicales creados para ella, y alcanzó tal popularidad que actuó en la Unión Soviética en 1965, en plena Guerra Fría.
En una España gris condicionada por la dictadura y las limitaciones económicas, Sara Montiel fue la cara más barroca y sensual del espectáculo, gracias a sus papeles de mujer fatal y a sugerentes vestidos que tentaban la censura. Actriz de gran éxito comercial, mayormente en las décadas de 1950 y 1960, protagonizó o participó en 60 películas. Fue la primera artista española en obtener éxito en Hollywood, donde trabajó con varias de las máximas figuras del Star-system de la época como Gary Cooper, Burt Lancaster, Joan Fontaine, Vincent Price y Charles Bronson. Si bien se retiró del cine en 1974, como figura musical se mantuvo activa hasta el final de su vida: publicó diversos álbums, ofrecía recitales en teatros y presentaba programas de variedades en televisión. A los 81 años de edad sorprendió al grabar con el dúo de música tecno Fangoria la canción discotequera "Absolutamente", y pocos meses antes de morir seguía dando actuaciones acompañada de un pianista.
Como demostración de la perdurable fama de Sara Montiel, se sabe que en vísperas de su repentino fallecimiento el Festival de Cine de Berlín estaba planeando un homenaje en su honor. También se dice que Jennifer Lopez ha barajado producir un filme biográfico sobre ella.



Biografía y carrera

Fue bautizada con el nombre de María Antonia Aurelia Isidora Vicenta Josefa Abad Fernández y nació en el seno de una familia manchega humilde que subsistía por medio de la agricultura. Sus padres se llamaban Isidoro Abad y María Vicenta Fernández Palacios (1898-1969). Tras la Guerra Civil, la familia se estableció en Orihuela (Alicante) dado que el padre padecía asma y requería cambiar de clima; allí él trabajó como distribuidor de vinos. La futura estrella acudió al Colegio de Jesús María de San Agustín en esa ciudad, pero tuvo una alfabetización muy primaria y las monjas del colegio más bien la formaron en labores domésticas como la costura. Ella misma reconoció que debutó como actriz sin saber leer correctamente, una limitación que encubrió en sus primeros rodajes memorizando los diálogos que le dictaban. En Orihuela falleció muy joven un hermano suyo, que está enterrado en el cementerio local, y Sara tuvo además una hermana mayor llamada Elpidia (nacida en 1912) que vivió 93 años; vivieron juntas en la casa de la actriz en Madrid, hasta que Elpidia falleció el 8 de enero de 2006.

Inicios

Desde muy pequeña María Antonia destacó por su belleza y sus dotes artísticas, las cuales impresionaron a Vicente Casanova, un influyente productor de cine y agente de publicidad, uno de los dueños de la compañía cinematográfica Cifesa, quien la vio cantando una saeta durante una procesión de Semana Santa en Orihuela. Casanova procuró que la joven recibiera un entrenamiento básico en declamación y canto.
La primera aparición en el cine de la joven artista fue a los 16 años de edad en la película Te quiero para mí (1944), donde apareció como actriz secundaria en el reparto. Pero fue a partir de Empezó en boda dónde usaría el nombre artístico de Sara Montiel.


 Su primer papel de importancia fue en la exitosa cinta Locura de amor (1948), dirigida por Juan de Orduña, protagonizada por Aurora Bautista y Fernando Rey, a la que siguieron roles todavía secundarios en La mies es mucha, Pequeñeces y El capitán veneno (1950) de Luis Marquina. Su belleza y talento le permitirían lograr grandes éxitos años después, pero el cine español de entonces le quedaba pequeño pues la encasillaba en papeles de cara bonita, y Sara proyectó su ambición llegando a trabajar en México y Estados Unidos.

 

Etapa en México

Gracias al éxito de Locura de amor, Sara Montiel llamó la atención de la industria cinematográfica mexicana, que vivía su «Época de Oro», y pronto la joven actriz española se convertiría en una de las actrices cotizadas del momento, junto con Dolores del Río, María Félix, Miroslava, Katy Jurado, Arturo de Córdova y Pedro Infante, entre otros artistas; trabajó con varios de ellos. Apodada «la novia de México», Sara Montiel ha sido recordada y admirada en aquel país hasta su muerte; incluso el presidente Peña Nieto ha lamentado su deceso.
Sara Montiel participó en una docena de producciones en México: Cárcel de mujeres, Furia salvaje, Se solicitan modelos... Uno de estos filmes, Piel canela, se rodó en Cuba, gracias a lo cual Sara pudo conocer al escritor Ernest Hemingway, quien residía en la isla.
Durante este periodo, Sara Montiel adquirió la nacionalidad mexicana, y revelaría años más tarde: «Y me hice mexicana, claro. Todavía tengo mi carta de nacionalidad en la caja fuerte. Cuando me casé con Tony Mann, en Los Ángeles, me casé con mi otro pasaporte, el mexicano».

Actriz de Hollywood y estrellato

Sus interpretaciones en Cárcel de mujeres y Piel canela abrieron a Sara Montiel las puertas para entrar a Hollywood en 1954. Su primer trabajo allí fue en la cinta Veracruz, dirigida por Robert Aldrich con un plantel de célebres actores tales como Gary Cooper, Burt Lancaster, Denise Darcel, Cesar Romero, Ernest Borgnine y Charles Bronson. Con Veracruz, donde encarnaba a una guerrillera mexicana tan bella como temperamental, Sara Montiel logró índices de popularidad que jamás había tenido una artista española. En los créditos de sus cintas estadounidenses aparecía con el nombre de Sarita Montiel.
Según varias fuentes, la actriz recibió un contrato estándar de siete años extendido por Harry Cohn, magnate de la empresa estadounidense Columbia Pictures, pero lo rechazó temiendo que un acuerdo de exclusividad la encasillase en papeles de hispana. Por ello, sus siguientes trabajos fueron como actriz independiente para diferentes empresas productoras, y llegado el momento, Sara Montiel tendría libertad para regresar a España, sin atarse a un contrato.

Su segundo trabajo en Estados Unidos fue la película musical Serenade (conocida en español como Serenata o Dos pasiones y un amor), protagonizada por el tenor y actor Mario Lanza, y cuyo reparto incluyó a dos estrellas ya legendarias: Joan Fontaine y Vincent Price. Durante el rodaje de la producción, Sara Montiel conoció a quien sería su primer esposo, Anthony Mann, el director de la cinta, así como a Elizabeth Taylor, quien rodaba Gigante con James Dean en un plató cercano.
Como su último trabajo en Hollywood, en esta ocasión para la compañía RKO Pictures, la actriz española rodó Run of the Arrow de Samuel Fuller (película que en España fue titulada Yuma). Aquí ella interpretaba a una india sioux y tuvo por compañeros a Rod Steiger, Brian Keith y nuevamente a Charles Bronson. Un dato curioso es que según algunas fuentes, la voz de Sara fue doblada por la joven actriz Angie Dickinson.
Durante su estancia en Estados Unidos, Sara Montiel se integró en los círculos sociales de las grandes estrellas del cine y el espectáculo, razón por la cual conoció a muchas de ellas tal como lo testimonian diversas fotografías: James Dean, Frank Sinatra, Alfred Hitchcock... En una ocasión Sara y la cantante Billie Holiday acudieron juntas al restaurante "Four Seasons" de Nueva York, y como no dejaron entrar a Holiday por ser de raza negra, la actriz protestó arrojando unos platos. Sara llegó a conocer a la legendaria Greta Garbo, entonces ya retirada del cine y que no se dejaba ver en actos públicos; se la presentó su marido Anthony Mann tras una partida al tenis en el jardín de su casa. También trabó cierta amistad con Marlon Brando cuando este rodaba el musical Guys and Dolls con Sinatra; Sara relató que no prestó atención al sex appeal del joven actor, si bien Brando acudió una mañana a la casa de la actriz española para probar unos huevos fritos típicos de su tierra.
Aunque Sara Montiel tenía proyectos para realizar otras películas como The American o Burning Hills, ella decidió retornar a España. Inicialmente esta decisión fue temporal, pero la actriz alcanzaría tal éxito en su país que no regresó a Hollywood.



El último cuplé

Aprovechando un viaje a España por vacaciones, rodó en 1957 una cinta de bajo presupuesto titulada El último cuplé dirigida por Juan de Orduña, que realizó más por amistad y gratitud que por dinero. A pesar de sus modestos medios, la película fue un éxito de taquilla inmenso, en parte porque Sara incluía números musicales con una voz, susurrante y grave, totalmente opuesta al estilo atiplado de Raquel Meller, Imperio Argentina y otras estrellas españolas de la canción. Sus interpretaciones de "Fumando espero" y "El relicario" serían recordadas durante generaciones.
“Por todas partes de España donde he ido he sido aclamada espontáneamente; Valencia, Tarragona… En Tarragona lloré como lloro ahora mismo y en cada momento que pienso en lo buenos que han sido todos conmigo. A veces pienso que este éxito es una especie desagravio que me tributa el público por no haberse fijado antes en mí”
Entrevista a Sara en La Vanguardia (1957).

Apogeo de su faceta cinematográfica

El último cuplé logró distribución internacional y marcó un hito en el cine español por su recaudación, un récord que mantuvo durante años, por lo que Sara Montiel firmó un contrato multimillonario para realizar películas de producciones europeas (hispano-francesas-italianas) que la convirtieron en la actriz de habla española mejor pagada de la década. Disfrutando de condiciones tan ventajosas, la actriz descartó regresar a Hollywood, donde temía que su origen hispano la seguiría condicionando laboralmente. Y en una ocasión lo explicó: «Después del éxito de 'El último cuplé', ¿iba a seguir haciendo papeles de india?».
Al Último Cuplé le siguieron otras dos producciones de éxito: La Violetera (con el italiano Raf Vallone como coprotagonista) y Carmen la de Ronda. En estas películas la artista volvió a cantar con su voz grave y estilo particular, lo cual redoblaba el atractivo de su indudable fotogenia y exuberante figura. A dichos filmes siguieron otros en los siguientes quince años, todos ellos dentro del género de cine musical y enteramente concebidos para el lucimiento de Sara Montiel, con argumentos de melodrama y un cuidado vestuario: Mi último tango, Pecado de Amor, La bella Lola, La reina del Chantecler, Noches de Casablanca, La dama de Beirut, Esa mujer (1968; dirigida por Mario Camus), Varietés (dirigida por Juan Antonio Bardem) y Cinco almohadas para una noche (1974). Varios de estos filmes los rodó con galanes extranjeros como el francés Maurice Ronet (luego famoso por A pleno sol de René Clement) y el italiano Giancarlo Viola.



Adiós al cine

Con la llegada de la Transición y el predominio del género de destape, Sara Montiel decidió dejar el cine con apenas 46 años de edad, pero se volcó en su faceta musical, mayormente con recitales en teatros y presentando programas de variedades en televisión. Mantuvo una extraordinaria popularidad y también la admiración de nuevas generaciones de cinéfilos, escritores y músicos; el escritor Terenci Moix la apodó «Saritísima» y dijo de ella, entre otras cosas: «Ella es nuestra Mae West, ejemplo de un erotismo tranquilizador». Prueba de la veneración que suscitaba a los 60 años fue su ambicioso disco Purísimo Sara (1988), con canciones nuevas creadas para ella por músicos como José María Cano (integrante del grupo Mecano), Joaquín Sabina, Javier Gurruchaga, Antonio Carmona, Carlos Berlanga, Nacho Canut y Óscar Gómez, quien así mismo fue el productor del álbum. Fue un trabajo discográfico muy cuidado: con un repertorio variado en temas y estilos, lujosos arreglos orquestales y fotografías de estética muy actual no exentas de retoques.
Aunque diversos directores como Pedro Almodóvar ofrecieron guiones a Sara Montiel, ella se mantuvo firme en su negativa a regresar a la gran pantalla; afirmaba que el antiguo Star-system había desaparecido y que ella no tenía lugar en el nuevo tipo de cine que se estaba produciendo. Con todo, en 2011 reapareció sorpresivamente rodando algunas escenas para la película Abrázame, debut del director manchego Óscar Parra de Carrizosa aún por estrenar, con un breve papel interpretándose a sí misma.

Carrera como cantante y en TV

Como cantante tuvo éxito en su carrera, sobre todo al volver a poner de moda el cuplé con su forma de cantar. Rompiendo con la tradición de voces atipladas impuesta por Raquel Meller y otras intérpretes del género, Sara cantaba con una tesitura más grave, similar a la de contraalto. Su voz no era poderosa, pero sí aterciopelada y muy sugerente, de una acusada personalidad reconocible instantáneamente. Durante los ensayos vocales para El último cuplé como Sara no llegaba a entonar las notas más agudas de los temas, pedía varias veces al pianista Solano que bajase de escala, a lo que él respondió: «Si seguimos bajando más, nos sentamos debajo del piano». De los temas interpretados en El último cuplé se destacó "Fumando espero", con el que Sara Montiel terminó identificándose ya que, desde la adolescencia, practicaba el tabaquismo, hoy un hábito mal visto, pero que se consideraba por entonces como elegante. Entre sus interpretaciones más recordadas también se cuentan: "El relicario", "La violetera", "Lágrimas negras", "Bésame mucho", "Perfidia", "Valencia", "El polichinela"...


Su última película, Cinco almohadas para una noche, no consiguió el éxito de las anteriores, por lo que Sara se volcó en dar recitales en teatros, lo que ya era habitual entre artistas extranjeras como Marlene Dietrich, Judy Garland y Eartha Kitt. Doña Sara de la Mancha, Saritísima o Saritízate son ejemplos de los muchos espectáculos teatrales que presentó con éxito.
Sara Montiel se mantuvo activa en el mundo musical hasta sus últimos años. A su repertorio clásico sumó en la década de 1970 temas más audaces, como "Me gustas cuando callas" (adaptación de un poema de Pablo Neruda, un escritor mal visto por el franquismo) y la sensual canción "Touch Me". Sus álbums Purísimo Sara (1988) y A flor de piel (1991) reunieron composiciones hechas expresamente para ella como "Bolero triste" de Joaquín Sabina, "¡Ay, qué caray!" de José María Cano, la movida canción pop "Atrévete otra vez" de Carlos Berlanga y Nacho Canut, "Fúmame, fúmame" compuesta en equipo por Sabina, Antonio Carmona y Javier Gurruchaga (quien la grabó a dúo con Sara), y el tango "Macho" de Óscar Gómez. Posteriormente la veterana estrella hizo incursiones más discutibles en la música de ritmos más jóvenes (llegó a hacer rap), si bien en 2009 volvió a sorprender con el dúo Fangoria interpretando la exitosa canción "Absolutamente" y su correspondiente videoclip, en la que aparecía flanqueada de hombres desnudos. Tenía ya 81 años.
En televisión protagonizó los programas Sara y punto, realizado por Eduardo Stern y Ven al Paralelo con el cual estuvo dos temporadas en el canal televisivo La 2. En el año 2002, Sara reapareció en televisión en un anuncio para los premios "MTV Europe Music Awards" de ese año, parodiando su imagen de estrella con la exclamación «Marvellous!».


Fallecimiento

Si bien con los achaques propios de su edad, la actriz gozó de buena salud hasta el final, por lo cual su muerte sorprendió a todos. Falleció el 8 de abril de 2013 en su casa en el barrio de Salamanca de Madrid tras sufrir «una grave crisis» de la que no se dieron más detalles. La actriz habría sufrido «una muerte súbita» y todo apunta a que se debió a causas naturales, por un fallo cardíaco. Murió un 8 de abril, como su admirada María Félix. Infinidad de figuras del espectáculo de varias generaciones lamentaron su fallecimiento públicamente, desde Raphael, Julio Iglesias y la mexicana Silvia Pinal hasta Alaska y Loquillo.
Fue enterrada en el cementerio de San Justo de Madrid al lado de su hermana Elpidia y su madre, María Vicenta, como fue su deseo en vida. Durante su sepelio, el coche fúnebre con los restos mortales de la artista recorrió las principales calles de Madrid para así poder brindarle el homenaje de sus conciudadanos. En las pantallas gigantes de la Plaza de Callao, donde se paró el coche fúnebre unos minutos, se emitieron dos de sus películas más emblemáticas durante dicho acto, La violetera y El último cuplé.


Premios y reconocimientos

Sara ha sido galardonada con la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (2008) y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2010). También ha recibido la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
En 1994, el actor Burt Lancaster entregó a su amiga Sara el Golden Eagle, el premio más importante de la industria del espectáculo hollywoodiense.
En 2011 recibió una Estrella en el Paseo de la Fama de Madrid y en 2012 regresó a Estados Unidos para ofrecer una pequeña gira de conciertos y charlas. En su aparición en Nueva York, la actriz atrajo tantos periodistas como Mario Vargas Llosa, y el alcalde Michael Bloomberg le envió una elogiosa carta.
En 2013, en vísperas de su fallecimiento, se supo que el Festival de Cine de Berlín planeaba un homenaje en su honor, y también se ha rumoreado que la actriz Jennifer Lopez proyectaba rodar una película biográfica sobre ella. Además, María Antonia, hace una pequeña aparición en el musical de Jorge Berlanga, con música de Carlos Berlanga, A quién le importa.



Vida amorosa y transcendencia en la cultura popular

Gracias a su actividad en televisión y en espectáculos de variedades, Sara Montiel retuvo su fama mucho después de haberse retirado como actriz de cine; todavía en 2012, un año antes de fallecer, seguía dando recitales con voz en directo. A esta popularidad constante también contribuyó su presencia recurrente en la prensa rosa, a veces por noticias controvertidas. Aficionada a las joyas y la ropa vistosa, cultivó una imagen sofisticada y cumplidos los sesenta años mantenía una envidiable lozanía, ayudada por estrictas dietas y ocasionales retoques de cirugía estética (reconocidos por ella). Consciente de la importancia que la imagen tenía en su profesión, en una ocasión declaró: «Mi mayor trabajo es adelgazar, por que si no, no trabajo». Con el lanzamiento de su álbum Purísimo Sara sorprendió: aparecía en la portada vestida con traje y corbata, y promocionó el disco en televisión luciendo una espléndida figura con lujosos vestidos. En sus sesiones fotográficas y grabaciones supervisaba la posición de cámaras y luces para potenciar su imagen.
En el año 2000 Sara Montiel publicó sus memorias, Vivir es un placer, escritas por el dramaturgo Pedro Víllora y donde dio un repaso (no exento de controversia) por su carrera y amores.
La actriz tuvo cuatro matrimonios. Su primer esposo fue Anthony Mann, director de cine norteamericano, con quien se casó dos veces en 1957: primero in artículo mortis, por consejo de la hija del director, y por segunda vez en matrimonio civil cuando él se restableció de su enfermedad. Sara había conocido a Mann en el rodaje de la película Serenade. Mann trabajó en España, dirigiendo la producción El Cid, y Sara cuenta que le ofrecieron el papel de Doña Jimena, y que ella recomendó en su lugar a una estrella italiana emergente por aquel entonces: Sophia Loren. La pareja se divorció en 1963.
Su segundo marido fue el industrial José Vicente Ramírez Olalla. Se casaron en la Iglesia de Montserrat, en Roma. Este matrimonio duró dos meses, si bien concluyó en buenos términos.
Su tercer esposo fue el empresario y periodista mallorquín José Tous Barberán (Pepe Tous) (1931-1992), con quién contrajo matrimonio después de diez años de relaciones. Juntos adoptaron a los dos hijos de la popular artista, Thais (1979) y Zeus (1983). Tous murió de cáncer relativamente joven y dejó a Sara la crianza de sus dos hijos.
En octubre de 2002 la actriz contrajo matrimonio civil con el cineasta cubano Tony Hernández; una relación sumamente controvertida y discutida en la prensa, que no llegó a un año de duración pues la unión se disolvió en julio de 2003.


A lo largo de su carrera, y aprovechando sus etapas de soltería, la actriz se relacionó (de manera más o menos íntima) con escritores y demás personajes ilustres, como Ernest Hemingway, quién le enseñó a la artista a fumar habanos. Se dice que Sara vivió un romance con el actor James Dean, con quien estuvo a punto de viajar el día que él murió en accidente de tráfico. Una foto de ambos juntos es de las últimas que se conocen de James Dean, y con ella se anunció en la prensa la muerte del joven mito.
Para León Felipe, el importante escritor y poeta español, Sara fue su musa y su mayor inspiración. «La Mancha en ti, mujer, y en mi corazón el dardo», fueron palabras que el insigne poeta dedicó a su admirada. En una ocasión llegó a decir: «Eres demasiado bella para el cine, lo tuyo es el teatro». También Miguel Mihura fue un amor importante en la vida de Sara, así como su Pigmalión. Sara llegó a pedirle matrimonio a Mihura, pero a pesar de publicarse las amonestaciones preceptivas para ello, no llegaron a casarse. Indalecio Prieto, un político de izquierdas a quién Sara conoció cuando él estaba en el exilio, fue una relación corta pero de la que Sara ha guardado un gran recuerdo.
El actor Maurice Ronet, para Sara compañero y amante, trabajó con ella en Carmen la de Ronda, Mi último tango y Noches de Casablanca, viviendo un apasionado idilio que traspasó la pantalla. Con Giancarlo del Duca (1936), más conocido en España como Giancarlo Viola, trabajó en La mujer perdida y La dama de Beirut, y vivieron un romance que él decidió cortar. Cuando Pepe Tous murió, Giancarlo apareció de nuevo en su vida y el romance se reanudó, pero "Gianca" (como ella lo llamaba) engañó a Sara y a pesar de hablarse de boda entre ambos, decidió cortar con él definitivamente.
Como ella misma cuenta tuvo una relación tormentosa con el fotógrafo de La bella Lola (1962) Mario Montuori.
Durante los últimos años la actriz rechazó varias ofertas para volver al cine, y declaró que nunca llegó a echarlo de menos porque no le gustaba la industria actual. Pedro Almodóvar ha confesado que Sara siempre fue su "obsesión" desde joven. Ambas leyendas comparten orígenes manchegos. El conocido cineasta le dedicó un sentido y emotivo homenaje en la película La mala educación, donde el protagonista (Gael García Bernal) interpreta (con un vestido de Jean Paul Gaultier) a un transformista que canta el bolero "Quizás, quizás, quizás", emulando a la actriz en el film Noches de Casablanca (1963).